La primera sentencia de nulidad de IRPH por parte de una Audiencia Provincial fue conseguida por Maite Ortiz y José María Erauskin en Álava, y lleva fecha de 10 de marzo de 2016. Posteriormente tuvimos noticia de una segunda sentencia, de fecha 31 de mayo de 2016. Y recientemente hemos tenido acceso a dos sentencias más, con fecha de 29 y 30 de junio de 2016. Todas ellas están colgadas en nuestro apartado de Tribunales, que contiene la mejor y más completa base de datos de sentencias de nulidad de IRPH dictadas en todo el estado.
La primera de estas sentencias fue recurrida al Tribunal Supremo por Kutxabank, y suponemos que las demás irán por el mismo camino. Es muy importante observar que la Audiencia alavesa sigue validando sentencias de nulidad de IRPH a pesar de dichos recursos, porque demuestra que se mantiene firme en su criterio.
Recordemos que, en un postura totalmente opuesta, la Audiencia Provincial de Gipuzkoa ha revocado ya más de 40 sentencias de nulidad de IRPH, y lo ha hecho con argumentos tan ridículos y escandalosos como los siguientes:
1, que no se ha demostrado su manipulación, cuando lo que se juzga no es si fue o no manipulado sino la posibilidad de influencia.
y 2, que no es más influenciable que el Euribor, lo cual además de ser falso resulta tan absurdo como absolver a un ladrón porque existan otros peores.
Las revocaciones de la Audiencia guipuzcoana corresponden a las sentencias pioneras conseguidas por nuestra plataforma (con asistencia voluntaria de Maite Ortiz y José María Erauskin) en el Juzgado de lo Mercantil de Donostia, y han sido ignoradas en decenas de sentencias de nulidad de IRPH dictadas posteriormente en todo el estado. Se constata por tanto que son muchos los juzgadores que no comparten el criterio de la Audiencia guipuzcoana y sí el del Juzgado donostiarra.
Por ese motivo debemos ser optimistas: el Tribunal Supremo tampoco compartirá los ridículos argumentos de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, y validará las sentencias de nulidad de IRPH dictadas en Araba.
La victoria es nuestra: el IRPH caerá, o lo echaremos abajo.