Kutxa, degenerando

degenerando

A pesar de que tiene ya unos meses, hemos querido recuperar hoy este artículo publicado en Noticias de Gipuzkoa:

Las Cajas. Degenerando, degenerando (José Manuel Etxaniz, Doctor en Veterinaria. Noticias de Gipuzkoa, 26 de Junio de 2013)

En Elgoibar fue bautizado el célebre matador de toros Luis Mazzantini Egia, el 10 de octubre de 1856, hijo de un ingeniero italiano y una elgoibarresa. Fue un torero culto, bachiller en Artes en Roma en 1875. Debutó como novillero en Madrid en 1882.Tomó la alternativa de manos de Frascuelo en la Real Maestranza de Sevilla en abril de 1884 y fue confirmado matador de toros por Lagartijo en Madrid al mes siguiente. Toreó en París y en Orán (Argelia). Gran estoqueador, aunque torpe con el capote y poco garboso con la muleta, introdujo el sorteo de las reses entre los toreros. Retirado de los ruedos en 1905, hizo carrera política. Concejal y teniente de alcalde en Madrid, diputado provincial y gobernador civil de Ávila y Guadalajara. Simpático, dicharachero y seductor, un periodista preguntó a Don Luis cómo había pasado de torero a gobernador civil. Sin pestañear, el italo-guipuzcoano le respondió, pues ya ve usted, degenerando, degenerando. Falleció en Madrid el 23 de abril de 1926.

Viene a cuento la anécdota taurina, con perdón, porque también en lo que a las cajas se refiere, hemos ido degenerando, degenerando. Otra versión más técnica diría que vivimos las influencias del mercado. El Dios Mercado.

A comienzos del pasado siglo, surgieron las cajas de ahorro al amparo de las diputaciones y ayuntamientos, para fomentar el ahorro de la población y revertirle los beneficios a través de sus obras sociales. A nadie se le escapa que la primera obra social eran sus propios empleados, gentes del lugar, de probada honestidad en todas las acepciones de la palabra, txintxuak, seleccionadas tanto por su capacidad, como sobre todo, por su arraigo en la localidad en la que prestaban sus servicios. Personas comprometidas con el coro parroquial, con la organización de eventos locales -carreras ciclistas, herri kirolak, salidas montañeras-, con la sociedad gastronómica, txistularis, exfutbolistas. Jatorrak. Las cajas financiaban también iniciativas loables en las áreas social, -recuerdo con cariño la colonia de Rivabellosa y los bofetones de Sor Tomasa-, cultural e incluso sanitaria, como el Instituto Oncológico en el caso de la Caja de Ahorros Provincial de Gipuzkoa. Sus directivos solían ser personajes de la ciudad o provincia, de reconocido prestigio. En Gipuzkoa, por extensión en Euskadi, las cajas eran nuestras y como tales, merecedoras de nuestro reconocimiento

Degenerando, degenerando, las cajas cayeron primero en las garras de los partidos políticos y sindicatos con las consecuencias por todos conocidas, en lo que a mala gestión se refiere, de muchas de ellas. Otras optaron por transformarse en bancos puros y duros, adoptando sus sistemas de gestión, traslados forzosos y penosos de personal para causar su baja o jubilación, compra de concejales para recalificaciones de terrenos o ejecución de hipotecas con lanzamientos. Todo tan impecablemente legal, como éticamente reprobable, al grito de guerra Las cajas no son Cáritas. En su cúpula, continúan los mismos políticos y sindicatos que periódicamente solicitan nuestro voto.

Hace poco más de un año, entraba en vigor la Orden Ministerial 2899/2011 de transparencia y protección de los clientes de los servicios bancarios, en la que se recogen los tipos de interés que podrán ser utilizados durante un tiempo determinado y que sin embargo, no se reflejan los índices de referencia de los préstamos hipotecarios (IRPH) aplicados a distintas entidades bancarias, cajas incluidas. Si ya no son índices oficiales, no se pueden firmar préstamos referidos a estos tipos de interés. Ahora hay que preguntarse por el tratamiento que se debe aplicar a los préstamos anteriores a la normativa, que los contemplaban.

El Gobierno marianista que debería haber publicado los nuevos índices el pasado mes de abril, conocedor del vacío legal existente y el descarado beneficio que supone para las entidades bancarias, demora la aprobación de los nuevos índices argumentando sesudos estudios, mientras no ha mucho, nos sorprendía subiendo el IVA o modificando la Constitución de la noche a la mañana. Algún entendido apunta a que podrían aprobarse a comienzos de octubre.

Este detalle, que podría parecer banal, tiene una gran importancia para miles de familias vascas con préstamos hipotecarios concedidos por Kutxabank, en cuyas pólizas se contemplaba como alternativa al 4% del IRPH Cajas, el índice Euribor más 1%, o sea, 1,5%. En algunos casos de mi entorno, suponen alrededor de 300 o 400 euros, cantidades que para una pareja en paro o con una única fuente de ingresso, suponen a corto o medio plazo el impago, el embargo y el desahucio.

A Mariano Rajoy se le ofrece una oportunidad única para demostrar a la ciudadanía su apoyo a los intereses de las familias, no sólo las que periódicamente se manifiestan en Madrid con Rouco a la cabeza y las pequeñas y medianas empresas, clientes mayoritarios de estros productos bancarios, estableciendo unos índices simbólicos, cuando no eliminándolos, en estos momentos tan especiales para esos colectivos.